A medida que la administración Trump intensifica su campaña de deportación a través de detenciones en los tribunales, más jóvenes inmigrantes —muchos de los cuales vivieron o han vivido recientemente en refugios de la ciudad— buscan ayuda para navegar por sus audiencias de inmigración.
Agentes de inmigración frente al 26 de Federal Plaza en junio. (Ayman Siam/Office of NYC Comptroller)
Este artículo se publicó originalmente en inglés el 25 de agosto. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.
Cuando terminó su audiencia de inmigración en agosto, ocurrió lo que más temía. En la puerta de salida, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) lo pararon y le pidieron al joven guineano de 21 años sus documentos.
Antes, al entrar en la sala, había visto a los agentes de ICE patrullando por los pasillos del 26 Federal Plaza, donde desde hace meses tienen en la mira a los inmigrantes que comparecen en audiencias para detenerlos y deportarlos.
“Empecé a temblar, porque no estoy acostumbrado a que me detengan así”, dijo el joven de 21 años.
City Limits no está revelando el nombre del joven porque teme que pueda poner en peligro su petición del estatus de Joven Inmigrante Especial, que protege de la deportación a los menores que cumplen los requisitos y les permite trabajar. “Les di [mis documentos] y revisaron la lista. No vieron mi nombre, así que volvieron a mirar por segunda vez”.
En esos momentos, uno de los voluntarios que acompañaba al joven al juzgado le cogió de la mano y se acercó a él, por si los agentes procedían a detenerle.
“No vieron mi nombre, así que me dejaron ir”, relató el joven de 21 años. “Cuando entré en el ascensor, fue como si me quitaran un peso de encima, porque por un momento pensé que iba directamente [a ser detenido]”.
Desde finales del mes de mayo, cuando la administración Trump intensificó sus medidas de deportación contra quienes se presentaban a las audiencias programadas de inmigración, los jóvenes inmigrantes —muchos de los cuales viven o han vivido recientemente en refugios de la ciudad— buscan ayuda para prepararse. Muchos de ellos han expresado temor a comparecer en persona ante el tribunal e incertidumbre sobre qué hacer si son detenidos.
La mayoría de ellos llegan a pedir ayuda a las organizaciones que trabajan con jóvenes de la ciudad, que han visto aumentar rápidamente la demanda de sus servicios y se esfuerzan por representar a todos aquellos que lo necesitan.
“No damos abasto”, afirma Beth Baltimore, subdirectora del centro de servicios jurídicos en The Door, una organización sin ánimo de lucro de Manhattan.
Antes The Door atendía sólo a un par de personas en su clínica jurídica semanal que duraba una hora, explicó Baltimore. Ahora, atienden a más de 20 personas en promedio en unas dos horas.
En una visita realizada a mediados de agosto, City Limits observó cómo 17 jóvenes acudían a la clínica, donde paralegales, abogados, trabajadores sociales y voluntarios se repartían en cinco mesas redondas siempre ocupadas.
Escena durante una reciente clínica legal en The Door, una organización sin ánimo de lucro para la juventud. (Daniel Parra/City Limits)
“En este momento ni siquiera podemos reunirnos con todo el mundo porque hay más gente que acude con un miedo realmente extremo. Así que la gente viene y dice: ‘Tengo miedo de ir al tribunal de inmigración. ¿Qué hago?’” dijo Baltimore.
Hasta el momento, dos de sus miembros han sido detenidos por ICE, aunque ella cree que hay más.
A principios de este mes, The Door —entre otras organizaciones neoyorquinas— demandó al Departamento de Seguridad Nacional y a ICE por detener a inmigrantes tras registrarse en los tribunales de inmigración, alegando que esta práctica viola la ley federal.
El gobierno del alcalde Eric Adams presentó la semana pasada un informe amicus curiae en apoyo del argumento de The Door, afirmando que las detenciones en los juzgados restan seguridad a la ciudad al disuadir a los inmigrantes neoyorquinos de interactuar con el sistema judicial y otros aspectos de la vida pública.
“Nadie en nuestra ciudad debe sentirse obligado a esconderse en las sombras o tener miedo de utilizar los recursos, y eso incluye enviar a los niños a la escuela, ir a un hospital cuando se está enfermo, llamar al 911 cuando se está en peligro, o ir a una audiencia cuando se le pide que lo haga”, dijo Adams en un comunicado.
Algunos de los afectados viven en el sistema de refugios, que en los últimos años ha registrado una gran afluencia de inmigrantes, aunque el número se ha reducido significativamente en los últimos meses. Cuando se le preguntó, la alcaldía no proporcionó una cifra de cuántos adolescentes y adultos jóvenes están alojados actualmente en los pocos refugios de emergencia para inmigrantes que quedan.
Sin embargo, hasta el 20 de agosto había 56 inmigrantes entre los 18 y los 20 años en albergues más tradicionales gestionados por el Departamento de Servicios para Personas sin Hogar y 223 entre los 21 y los 24 años. Esta cifra es inferior a la de marzo del año pasado, cuando había 852 inmigrantes entre los 17 y los 20 años viviendo en albergues.
“¿Me van a detener a mí también?”
Antes de comparecer ante el tribunal, el guineano de 21 años asistió a una de las sesiones de la clínica jurídica de The Door, y sus defensores presentaron una moción pidiendo que pudiera asistir a su audiencia virtualmente, para evitar tener que comparecer en persona. Pero el tribunal la rechazó.
El contralor municipal Brad Lander visitó una de las clínicas jurídicas de The Door la semana pasada. (Ayman Siam/Office of NYC Comptroller)
El día antes de su cita con el tribunal, el joven fue atropellado por un automóvil mientras montaba en bicicleta. Sus abogados solicitaron cambiar la fecha de su audiencia, pero volvieron a negársela.
“El día que fui a la audiencia”, recuerda el joven inmigrante, “detuvieron al hombre que había salido de la sala de audiencias antes que yo. Sentí: ¿me van a detener a mí también? Porque ese hombre estaba con gente, estaba con su abogado”.
Hace unos meses, uno de sus amigos del sistema de refugios fue detenido tras una audiencia de inmigración. Después de eso, dice el inmigrante de 21 años, empezó a sentir miedo de su propia cita con el tribunal. Él ya sabe lo que es estar detenido. Antes de llegar a la ciudad de Nueva York, dijo que pasó unos días bajo custodia de inmigración después de cruzar la frontera en 2023.
El Proyecto Streetwork de Safe Horizon, que atiende a jóvenes que huyen de casa y no tienen hogar en la ciudad de Nueva York, también ha notado un aumento en el número de jóvenes que buscan ayuda con las audiencias y las solicitudes de asilo.
“Diría que tenemos algo menos de una docena de jóvenes que se han puesto en contacto con nosotros en relación con sus audiencias judiciales”, afirma Sebastien Vante, vicepresidente adjunto del Proyecto Streetwork de Safe Horizon en Harlem. En respuesta a la demanda, han iniciado los preparativos para acompañar a los jóvenes durante las audiencias.
“Nos estamos adaptando a las necesidades que tienen los jóvenes. Y ésta es [la] nueva necesidad que está surgiendo en torno al apoyo”, explicó Vante.
“Llevar un cordero al matadero”
Un guineano de 20 años, cuyo nombre City Limits mantiene en reserva por temor a repercusiones en materia de inmigración, empezó a enterarse de las detenciones en tribunales a través de sus compañeros de bachillerato después de que el ICE detuviera a un estudiante en el Bronx en mayo.
El joven llegó a Nueva York a finales de 2023, vivió un tiempo en refugios para adultos y desde septiembre de 2024 asiste a un colegio público de la ciudad para terminar sus estudios de secundaria. Sueña con ir a la universidad.
Antes de su audiencia en el tribunal, estaba indeciso entre estudiar negocios o derecho; pero después de sus experiencias en el tribunal de inmigración, el joven dijo que decidió que ya no quiere ser abogado.
En julio, uno de sus amigos entró en pánico al enterarse de que su fecha en el tribunal se había adelantado, dejándole sólo unos días para prepararse. Poco después, el joven de 20 años consultó por curiosidad su propia fecha: también se había adelantada: de principios de 2026 a agosto de 2025.
Un par de días antes de su audiencia, la familia del joven le envió un mensaje para informarle de que su madre, en África Occidental, estaba hospitalizada y en coma.
Unas horas más tarde, esta noticia, sumada al temor de tener que comparecer ante el tribunal en menos de 48 horas, llevó al joven de 20 años a huir en mitad de la noche del el apartamento de su mentor, donde se ha estado alojando.*
A primera hora de la mañana, envió un mensaje de texto a su mentor, Angel, un defensor de los jóvenes sin hogar y que huyen de casa y (quien pidió a City Limits que sólo lo identificara por su nombre de pila). “Mientras estoy así, respiro con dificultad, y prefiero morirme antes que volver a Guinea… No sé qué hacer con mi vida. Es una tortura”, escribió por mensaje el joven.
Tras leerlo, Angel y Charlotte Soehner, directora de servicios para jóvenes de una organización llamada Resources, Opportunities, Connections & Community (ROCC NYC), le urgieron volver a casa y asistir a su audiencia judicial.
“Sé lo que hay que hacer, pero una parte de mí también se preguntaba si estaría llevando un cordero al matadero. Quizá no esté tan equivocado, pero sabía lo que teníamos que hacer”, dijo Angel.
Soehner dijo que prepararon una moción pidiendo al tribunal que cambiara la audiencia del joven a una aparición virtual, pero no fue concedida, por lo que los defensores se movieron rápidamente para preparar su caso. Se unieron a un nutrido grupo, que incluía funcionarios locales y líderes religiosos, para escoltarlo dentro y fuera del tribunal. Incluso acudió la madre de su profesora de inglés.
Concejales municipales York y el defensor del pueblo, Jumaane Williams, en una rueda de prensa celebrada la semana pasada en la que pidieron a ICE que pusiera en libertad al estudiante de secundaria de Brooklyn Mamadou Mouctar Diallo. (John McCarten/NYC Council Media Unit)
No es el único alumno de una escuela pública de Nueva York que se enfrenta a la amenaza de ICE. En los dos últimos meses, la oficina de ICE en Nueva York (que incluye Long Island y otras regiones fuera de los cinco condados) ha detenido a docenas de niños inmigrantes. Entre ellos, una niña de 6 años matriculada en la escuela pública P.S. 89 de Queens que fue deportada junto con su madre la semana pasada, según informó THE CITY.
Un portavoz de las Escuelas Públicas de la Ciudad de Nueva York (NYCPS por sus siglas en inglés) dijo a través de correo electrónico que el departamento “está con todos nuestros estudiantes, y estamos comprometidos a apoyar a cada niño y familia de nuestro sistema”.
“Cuando nos enteramos de una familia que está siendo detenida —con su permiso—, los hemos conectado con aliados de la comunidad y agencias que pueden ofrecer apoyo legal y otros recursos”, agregó el portavoz. “Queremos tranquilizar a todas las familias: nuestras escuelas son lugares seguros y acogedores, y les animamos a seguir enviando a sus hijos a la escuela, donde son cuidados y valorados.”
Cuando se les preguntó si llevan un registro de cuántos de sus estudiantes han sido arrestados, detenidos o deportados, NYCPS no proporcionó detalles.
Los dos jóvenes que hablaron con City Limits reconocieron que tuvieron suerte de no ser detenidos por ICE. Algunos de sus compañeros están experimentando ahora el mismo pánico que ambos sintieron antes de sus propias fechas de audiencia, dijeron.
“Es tan injusto que los menores que tienen la suerte de conocer a defensores tengan tanta visibilidad en torno a su caso”, dijo Soehner. “Y por todos los [jóvenes inmigrantes] que tienen a Brad Lander, a Beth, y a Angel allí, hay cientos cuyas historias no se conocen, y no debería ser así”.
Para ponerse en contacto con el reportero de esta noticia, escriba a Daniel@citylimits.org. Para ponerse en contacto con la editora, escriba a Jeanmarie@citylimits.org.
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